Hoy, 31 de octubre, Venezuela se detiene para honrar la memoria y el legado de Ely Rafael Primera Rosell, el hombre al que el pueblo bautizó para siempre como Alí Primera, “El cantor del pueblo”. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1941, Alí no fue solo un músico; fue un fenómeno social, un poeta que cambió el verso por la denuncia y un activista que hizo de cada acorde una bandera de lucha.
Alí estudió Ingeniería Química en 1964, pero su etapa de compositor y cantante la inicia como un momento de diversión y progresivamente como actividad a tiempo completo. Durante su estancia en la universidad, se inscribió en el Partido Comunista de Venezuela (PCV) e inició carrera como cantante y compositor, su género musical marcó el inicio del movimiento «Música Nueva», se describe como acústico y de protesta, ya que fusionaba el folclore venezolano con mensajes de justicia social, lo que lo diferenciaba de sus contemporáneos.
En su entorno familiar se apodaba “Alí” porque sus abuelos eran árabes. Su vida estuvo marcada por la humildad, sus padres fueron Antonio Primera y Carmen Adela Rossell, lamentablemente, a los tres años quedó huérfano debido a que su padre falleció accidentalmente en la ciudad de Coro.
El canto como herramienta de conciencia
Su repertorio es un testimonio musical de las desigualdades, canciones como «Techos de cartón», «La patria es el hombre» y «No basta rezar» (con esta última participó en el festival de la Canción de Protesta en la Universidad de Los Andes) se convirtieron en himnos que trascendieron la radio y la televisión para instalarse directamente en las fábricas, los barrios y las universidades. A través de su arte, la gente se sintió representada y escuchada.
Ahora bien, entre 1969 y 1973, se estableció en Rumania para cursar Ingeniería del Petróleo en la Universidad Politécnica de Bucarest , gracias a una beca que le otorgó en 1968 el PCV. En ese tiempo, el cantante grabó su primer disco antes de volver a su país natal, titulado «Gente de mi Tierra»; después de eso, Alí Primera inició su discografía con su propio sello «Cigarrón», en alianza con la empresa discográfica Promociones Musicales (Promus), hoy cerrada, y está compuesta de 11 discos, publicados en años consecutivos desde 1973 a 1984.
El compromiso político de Alí Primera le trajo consecuencias: fue objeto de censura y persecución durante décadas, pero su voz nunca se apagó, en su carrera activista, colaboró en el partido Movimiento al Socialismo (MAS), durante la primera campaña electoral de José Vicente Rangel. Él entendía que su rol iba más allá del entretenimiento; era una herramienta para sembrar conciencia.
Un legado Inmortal
Sobre su vida personal, el cantante del pueblo, conoció durante la grabación de su primer disco a la sueca Tarja Osenius, con quien convivió en Estocolmo y procreó a sus hijas María Fernanda, a quien dedicó su tema «Los pies de mi niña», y María Ángela, para quien compuso «La piel de mi niña huele a caramelo». Luego, en 1976, tuvo una relación sentimental con Noelia Pérez con quien procreó a su hijo Jorge Primera Pérez en 1977. Ese año, conoció a quien sería su segunda esposa, Sol Musset, se casaron y tuvieron cuatro hijos: Sandino, Servando, Florentino y Juan Simón.
Su impacto fue tan profundo que, incluso después de su trágico fallecimiento el 16 de febrero de 1985, en un accidente automovilístico ocurrido en la Autopista Valle-Coche, en Caracas, después de salir de una sesión de grabación, su legado sigue siendo un pilar de la identidad cultural y política venezolana. Al recordar hoy su natalicio, celebramos a un gigante que demostró que el arte tiene el poder de movilizar y que la canción, cuando es honesta y valiente, se convierte en la voz eterna del pueblo.
Fuente: Medios Digitales
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