En pleno siglo XXI, aún existen países donde el divorcio es ilegal. Filipinas es uno de ellos, y la controversia sobre su posible legalización sigue generando un intenso debate. En esta nación de fuerte tradición católica, sectores religiosos defienden que el matrimonio debe preservarse a toda costa, mientras que muchas parejas han encontrado métodos alternativos para separarse.
Exes en un país sin divorcio
A pesar de la prohibición, el fenómeno de los «ex esposos» es una realidad en la sociedad filipina. Aunque no se hable abiertamente del tema, no es raro encontrar en círculos profesionales a personas que están en su segundo o incluso tercer matrimonio.
Para aquellos con recursos económicos, la anulación del matrimonio se ha convertido en una alternativa viable. A través de un proceso legal, se puede declarar que la unión nunca existió, bajo el argumento de que uno de los cónyuges es incapaz de cumplir con las «obligaciones esenciales del matrimonio».
Un vacío legal muy conveniente
La falta de claridad en la definición de estas obligaciones ha abierto una laguna jurídica que muchas parejas, junto con sus abogados, han aprovechado para separarse sin necesidad de un divorcio oficial.
El debate sobre la legalización del divorcio en Filipinas continúa. Mientras tanto, las parejas que desean separarse siguen recurriendo a soluciones ingeniosas para sortear la ley y rehacer sus vidas.
360°/AR/OBP