El 13 de marzo, un derrame de crudo en Ecuador, causado por el colapso de un dique que contenía más de 25,000 barriles de petróleo, dejó a más de 500,000 habitantes sin acceso a agua potable.
El crudo se dispersó, contaminando al menos cuatro ríos, incluyendo el río Esmeraldas, y afectando gravemente los ecosistemas de playas cercanas. Las comunidades de Majua, Chinca, San Mateo y Tachina, que dependen de estos ríos, enfrentan escasez de agua.
El Gobierno ecuatoriano identificó el sabotaje en el oleoducto como la causa del incidente, lo que exacerbó la crisis de agua en la región. En respuesta, las autoridades declararon el estado de emergencia y categorizaron la situación como un desastre.
La Fundación Caritas intervino, donando 1,200 galones de agua a los afectados y ofreciendo apoyo médico, incluyendo servicios psicológicos. También iniciaron estudios para analizar la calidad del agua.
La Fundación advirtió que se requiere una solución integral que combine asistencia humanitaria con estrategias de recuperación sostenible, especialmente en un contexto de alta violencia en la provincia.
Fuente: Últimas Noticias
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