El Domingo de Resurrección, también conocido como Domingo de Pascua, se alza como una de las celebraciones cristianas más importantes, conmemorando la resurrección de Jesucristo, quien, según las creencias cristianas, resucitó tres días después de haber sido crucificado. Este evento central del cristianismo simboliza el cumplimiento de las promesas divinas de salvación y redención.
El Domingo de Resurrección culmina el Triduo Pascual, que incluye el Jueves Santo y el Viernes Santo, formando la composición de la Semana Santa. Este periodo celebra la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios, un momento que emana alegría y esperanza a millones de fieles en todo el mundo.
A diferencia de muchas festividades religiosas que se celebran en fechas fijas, el Domingo de Resurrección no tiene una fecha establecida, ya que se determina como el primer domingo después de la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Esto hace que esta celebración pueda ocurrir entre marzo y abril.
El día de Pascua se caracteriza por solemnes liturgias, procesiones y misas especiales en las iglesias. Uno de los símbolos esenciales de este día es el Cirio Pascual, una vela encendida que representa la luz de Cristo resucitado. Este cirio permanece encendido hasta el día de la Ascensión, recordando la subida de Jesús al cielo.
Un mensaje de esperanza
La resurrección de Jesús es vista por la fe cristiana como la evidencia de su origen divino y el cumplimiento del plan de salvación. Este significado profundo representa el triunfo del bien sobre el mal y de la vida sobre la muerte. La resurrección ofrece un mensaje de esperanza y renovación espiritual a todos los creyentes, siendo un motivo de celebración y alegría en las comunidades cristianas.
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