Durante un encuentro privado con los cardenales en el Vaticano, el Papa León XIV compartió este fin de semana las razones que lo llevaron a elegir su nombre papal y delineó la orientación pastoral que espera seguir durante su pontificado.

En la reunión, celebrada después del cónclave que el pasado jueves lo eligió como el pontífice número 267 de la Iglesia Católica, el papa expresó su deseo de continuar con el legado de su predecesor. Subrayó su intención de mantener viva la “valiosa herencia” de Francisco, poniendo énfasis en el “cuidado amoroso de los débiles” y en el diálogo “valiente y confiado con el mundo contemporáneo”.

Inspiración en León XIII

En ese mismo contexto, León XIV explicó que su nombre se inspira en la figura de León XIII, a quien calificó como un referente clave por su papel en la historia social de la Iglesia. “Hay varias razones, pero la principal es porque León XIII, con la histórica Encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial y hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la Inteligencia Artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo”, declaró.

Diálogo con los cardenales

La Santa Sede informó mediante un comunicado que la reunión sirvió también como espacio de escucha para las inquietudes y propuestas de los cardenales, muchas de las cuales ya se habían planteado durante las congregaciones previas al cónclave. Según el propio papa, fue una oportunidad para recibir “consejos, sugerencias y propuestas concretas” que contribuirán a orientar su labor desde el inicio.

Un momento de transición dolorosa

León XIV reconoció además que la reciente etapa ha estado marcada por la tristeza debido al fallecimiento del Papa Francisco. En sus palabras, los cardenales son “los más estrechos colaboradores” del pontífice, lo cual lo llevó a aceptar “un yugo que claramente supera no solo mis fuerzas, sino a las de cualquier otro”, en alusión al enorme desafío que representa su nueva misión.

En su alocución, el nuevo papa también evocó a Pablo VI y recordó una cita de sus primeros días como pontífice en 1963: “sobre el mundo pase una gran llama de fe y de amor que ilumine a todos los hombres de buena voluntad, allanando los caminos de la colaboración recíproca”.

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