Cada 3 de mayo, el pueblo de Naiguatá, en La Guaira, se convierte en escenario de una de sus celebraciones más arraigadas: el Velorio de la Cruz de Mayo.
Durante esta festividad, residentes y promeseros se reúnen para rendir homenaje a la cruz, decorándola con flores, velas y ofrendas en una noche llena de canto, oración y música tradicional.
La ceremonia, que inicia con un rosario a las 8:30 p.m., continúa con cantos que narran la pasión de Cristo y expresan devoción y gratitud, en una muestra viva de la cultura local. La música afrodescendiente, principalmente con tamboras y fulias, juega un papel esencial, creando un ambiente lleno de ritmo y tradición.
Los promeseros, muchos de ellos comprometidos durante meses, extienden las festividades hasta junio, cumpliendo sus promesas y manteniendo viva esta expresión cultural que también homenajea la naturaleza, ya que mayo marca el inicio de la temporada de lluvias.
Esta celebración, más que un acto religioso, es una manifestación de identidad y respeto a las raíces culturales venezolanas, uniendo fe, historia y amor por la naturaleza en cada nota y flor.
Fuente: Medios Nacionales
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