Dermatólogos de todo el mundo siguen insistiendo en la necesidad de proteger la piel frente a la radiación solar. Desde el uso de protector solar hasta cubrirse con ropa adecuada o evitar la exposición en las horas más intensas, estas medidas ayudan a prevenir el daño al ADN y el desarrollo de cáncer cutáneo.

Sin embargo, una opción complementaria está ganando cada vez más espacio: la fotoprotección oral. Este avance ha sido uno de los temas destacados durante el 52º Congreso de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), celebrado del 7 al 10 de mayo en Valencia.

Fotoprotección desde el interior

Salvador González Rodríguez, catedrático de Medicina de la Universidad de Alcalá (Madrid), lleva tres décadas investigando el desarrollo de estos fármacos. Según explica, el futuro de la fotoprotección oral es prometedor:
“Estos fotoprotectores orales neutralizan el daño inducido por la radiación del sol a nivel de ADN, además de proteger el sistema inmunitario asociado a la piel”, señala el especialista.

Uno de los ingredientes estrella es el extracto del helecho Polypodium leucotomos, una planta originaria de Centroamérica que evolucionó de un entorno acuático a uno terrestre, desarrollando mecanismos naturales para defenderse del sol. Estas propiedades lo convierten en un candidato ideal para desarrollar tratamientos orales de protección solar.

¿Cómo actúan estas sustancias?

“Estas sustancias fotoprotectoras tienen afinidad por la piel, por lo que al tomarlas viajan directamente hasta allí. Cuando llegan, aumentan los sistemas antioxidantes y consiguen disminuir el daño provocado por el sol al ADN y al sistema inmunitario asociado a la piel”, detalla González.

Este helecho prehistórico ha mostrado especial eficacia en pacientes con condiciones de alta sensibilidad al sol, como quienes padecen fotodermatosis o enfermedades que se agravan con la exposición a la luz solar, según informan agencias internacionales.

Otros compuestos con potencial

Además del Polypodium leucotomos, González destaca el uso de la nicotinamida, una forma de vitamina B3. Una revisión publicada en Experimental Dermatology en 2019 respalda su eficacia en la prevención del cáncer de piel en personas con alto riesgo.

Por otro lado, la vitamina D también está bajo estudio con fines similares, aunque los expertos advierten que aún es necesario contar con más evidencia científica para confirmar sus beneficios en la prevención de enfermedades cutáneas relacionadas con la radiación solar.

Fuente: VTV

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