Durante la grabación de un episodio de la serie documental sobre naturaleza Winterwatch en Irlanda del Norte, un equipo de filmación hizo un descubrimiento accidental que ha capturado la atención de la comunidad científica: una araña infectada por un extraño hongo que parecía alterar su comportamiento, de manera similar a como lo hace un hongo parásito que convierte a las hormigas carpinteras en «zombis».

Descubrimiento de una nueva especie de hongo

Según un artículo publicado el mes pasado en la revista Fungal Systematics and Evolution, un grupo de científicos logró identificar este hongo, el cual ha sido catalogado como una nueva especie del género Gibellula. Los investigadores han denominado este hongo Gibellula attenboroughii, en honor al locutor y naturalista británico David Attenborough, quien, a través de su influencia en el desarrollo de la Unidad de Historia Natural de la BBC, contribuyó indirectamente al descubrimiento, al ser responsable de la producción del programa Winterwatch.

Dirigido por el micólogo Harry Evans, el equipo de investigación analizó la araña captada durante la filmación del documental, encontrada sin vida en el techo de un antiguo almacén de pólvora en los terrenos de un castillo en Irlanda. Al examinar el cadáver, los científicos extrajeron evidencia morfológica del hongo, un organismo de color blanco y aspecto esponjoso, y confirmaron, a través de ADN, que se trataba de una especie desconocida.

Tras identificar la araña huésped como Metellina merianae, una especie que típicamente habita en zonas oscuras como cuevas, sótanos o almacenes, los investigadores, con la colaboración de Tim Fogg, experto en espeleología, encontraron más muestras de G. attenboroughii en cuevas irlandesas. El hongo no solo afectaba a Metellina merianae, sino también a una araña cercana, Meta menardi, que ocupa nichos distintos dentro de las cuevas.

Comportamiento inusual de las arañas infectadas

Lo más curioso es que las arañas infectadas por este hongo, al igual que la araña observada en Winterwatch, no permanecieron en sus telarañas o guaridas, sino que se desplazaron hacia lugares elevados y expuestos, como techos y paredes, un comportamiento completamente atípico para esta especie. Este cambio en el comportamiento llevó a los investigadores a sospechar que el hongo podría estar manipulando a las arañas para maximizar su dispersión de esporas.

Siguiendo el concepto de «hongo zombi-hormiga», previamente estudiado en ciertas interacciones entre hormigas y hongos del género Ophiocordyceps, los científicos sugieren que el hongo Gibellula también puede alterar el comportamiento de las arañas infectadas. Según Evans, las arañas, al abandonar sus refugios y trasladarse a zonas elevadas, facilitan la liberación de las esporas, permitiendo que el hongo se disemine más eficazmente.

Mecanismo de infección y objetivo de la investigación

Evans explicó, en una entrevista con Live Science, que las esporas del hongo invaden el hemocele de las arañas, una cavidad que contiene el equivalente a la sangre en los invertebrados. Una vez infectada, la araña muere por la acción de una toxina producida por el hongo, que luego desarrolla antibióticos para preservar y momificar el cadáver. El hongo absorbe los nutrientes de la araña, y, cuando las condiciones son favorables, como la alta humedad en las cuevas, G. attenboroughii crece estructuras largas en el cuerpo de la araña para liberar sus esporas.

El propósito final de esta investigación es identificar posibles aplicaciones medicinales para los antibióticos y otros compuestos generados por estos hongos, que, según Evans, constituyen un «tesoro medicinal». Además, el estudio ha puesto en evidencia la enorme diversidad de hongos parásitos aún desconocidos en las islas británicas. Los científicos estiman que hay entre 10 y 20 millones de especies de hongos, de las cuales solo se ha descrito el 1%, lo que subraya el vasto campo de investigación que queda por explorar en el reino de los hongos.

Fuente: RT

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