En 2024, más de 295 millones de personas en 53 países enfrentaron inseguridad alimentaria aguda, un aumento del 5 % respecto al año anterior. Así lo advierte el último informe de la Red Global contra las Crisis Alimentarias (Gnafc) junto a la FAO.

Por sexto año consecutivo, el hambre sigue creciendo. Cerca de dos millones de personas ya están en fase 5: una condición crítica con riesgo de inanición y muerte masiva.

Sudán y Gaza viven los peores escenarios. La guerra en Sudán y los ataques israelíes en Gaza impiden el acceso a agua, comida o asistencia básica. Más de 1,8 millones de personas están atrapadas entre el hambre y la violencia. En Gaza, toda la población sufre inseguridad alimentaria; en Sudán, afecta al 54 %.

América Latina no escapa

En América Latina, casi 20 millones de personas enfrentan hambre aguda. Colombia es el país más afectado, con 8,8 millones, incluyendo desplazados y migrantes. Aunque hubo una leve mejora respecto a 2023, el conflicto armado y la pobreza siguen alimentando la crisis.

En Haití, la situación es aún más crítica. Más de 5.600 personas llegaron a fase 5, y unos 300.000 niños sufren desnutrición aguda.

Guatemala y Honduras muestran algunos avances, pero no cambian la tendencia general.

Otros focos de crisis

Países como Nigeria, Etiopía, Yemen, Afganistán, Myanmar y Siria también enfrentan cifras alarmantes. Nigeria lidera con 31,8 millones de personas en riesgo. El conflicto armado, la economía y el clima agravan la situación.

La inseguridad alimentaria también se intensificó en la República Democrática del Congo y Bangladesh. En total, 19 países vieron deterioro, y solo 15 lograron mejoras parciales.

La ayuda humanitaria, sin embargo, sigue siendo insuficiente. La Gnafc señala que la financiación internacional no alcanza para cubrir las necesidades básicas.

 

Una crisis provocada por el ser humano

La FAO insiste en que esta tragedia no es inevitable. “No hay tiempo que perder”, afirmó Rein Paulsen, director de emergencias de la FAO, quien exigió acceso humanitario real, inversiones sostenidas y voluntad política.

La inseguridad alimentaria aguda ya es una emergencia global y, sin acción inmediata, podría convertirse en una catástrofe permanente.

 

360°/AR/OBP