En Estados Unidos, miles de personas salieron a las calles en varias ciudades para protestar contra las políticas del presidente Donald Trump y defender la democracia. Bajo el lema “No Reyes”, las movilizaciones ocurrieron en todo el país y, aunque en su mayoría fueron pacíficas, algunas regiones registraron incidentes de violencia y arrestos. En ciudades como Las Vegas, Nashville, Culpeper y Seattle, hubo detenciones, ataques y atropellos, en un ambiente de alta tensión política y social.
El polémico desfile militar contra las protestas de los ciudadanos
Mientras tanto, en Washington D.C. se llevó a cabo un desfile militar para conmemorar el 250 aniversario del Ejército y el cumpleaños del presidente, que generó opiniones divididas. Aunque miles de personas se congregaron en el centro de la ciudad y hubo actuaciones y fuegos artificiales, la asistencia real fue mucho menor a las previsiones iniciales, y el evento costará alrededor de 45 millones de dólares, un gasto que muchos consideran excesivo en medio de las tensiones actuales.
Las protestas también fueron escenario de violencia en algunos casos, como en Seattle, donde se registraron disturbios en la noche, y en Culpeper, donde un conductor de 21 años atropelló intencionadamente a una multitud. En otras ciudades, las manifestaciones fueron en su mayoría pacíficas, con muestras de apoyo a la democracia y los derechos de inmigrantes, como en Atlanta, Filadelfia y Nueva York, donde centenares de personas marcharon y cantaron en defensa de sus causas.
Un país polarizado y en crisis
Además, en Minnesota se reportaron ataques políticos gravísimos: fue asesinado la congresista Melissa Hortman y su esposo, y sufrió un atentado el senador estatal John Hoffman y su familia, hechos relacionados posiblemente con motivos políticos. La violencia y la polarización parecen estar en su punto más alto, reflejando el fuerte dilema que atraviesa EE.UU. en estos momentos.
En definitiva, el país vive una doble realidad: por un lado, la unión en protestas masivas en defensa de la democracia; por el otro, la organización de eventos oficiales que, con su elevado costo y la polémica que los rodea, generan aún más división y debate sobre el rumbo del país en tiempos de crisis.
Fuente: Medios Internacionales
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