El equipo de 360° visitó el pueblo costero de Osma, en el estado La Guaira, donde conversaron con Augusto Rivas, mejor conocido como Alí, un artesano que transforma árboles muertos en tambores artesanales con figuras históricas.
Alí mostró orgulloso sus tallas, figuras que representan a sus antepasados y reflejan la esencia de sus creencias. “Esto que ves aquí es uno de nuestros padres. Todo comenzó como un sueño, quería ser distinto a los demás pueblos, y le recé a Dios. Él me dio esta sabiduría para seguir avanzando en nuestra cultura”, explicó.
Desde 1988, año en que participó en un encuentro en Caracas sobre las tres razas —blanca, indígena y negra—, Alí sintió la necesidad de marcar una diferencia a través del arte. “Los tambores eran iguales, pero yo sabía que mi pueblo tenía algo distinto. Tenemos nuestras propias creencias, nuestras raíces, y eso debía expresarse de otra forma”.
Utiliza madera que encuentra ya caída, dándole una nueva vida a través del tallado. Para él, cada escultura es una forma de rendir homenaje tanto a la naturaleza como a Dios. “Un árbol muerto está vivo ahora. Lo reivindico por Dios”, afirma con convicción.
A lo largo de los años, Alí ha convertido su talento en una misión espiritual y cultural. Dice que continuará mientras tenga fuerzas, impulsado por su fe en Jesús de Nazaret y su amor por la tierra que lo vio nacer.
Desde Osma, el equipo de 360° destaca este encuentro con un hombre que no solo talla madera, sino también identidad y memoria colectiva.
Kenia Ferrer
360°/AR/OBP