Este domingo, el Papa Francisco dejó boquiabierto al mundo al aparecer en público por primera vez en cinco semanas, tras haber estado hospitalizado debido a una neumonía bilateral. Con valentía, salió en silla de ruedas al balcón del Hospital Universitario Gemelli en Roma, donde fue recibido con una aplastante ovación por una multitud expectante que aguardaba su palabra.

Durante su emotivo discurso en el último Ángelus de su recuperación, el Sumo Pontífice mostró gratitud hacia el equipo médico que lo cuidó con dedicación. Sin embargo, el tono de su mensaje se tornó urgente al lamentar la reanudación de los ataques en Gaza. “Pido el cese inmediato de las armas”, exclamó, instando a las partes beligerantes y a la comunidad internacional a actuar de manera responsable ante la crisis humanitaria en la Franja, que se ha vuelto crítica nuevamente.

Mientras el mundo observa con preocupación, Francisco también celebró un avance diplomático esperanzador entre Armenia y Azerbaiyán, que han conceptuado un acuerdo de paz tras más de tres décadas de conflicto. “Espero que se firme lo antes posible y contribuya al establecimiento de una paz duradera en el Cáucaso meridional”, manifestó.

En un apelo apasionado hacia la humanidad, el Papa concluyó con una súplica ferviente: “Que cesen las guerras y se haga la paz, especialmente en la atormentada Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán y la República Democrática del Congo”. Con estas palabras, Francisco no solo reafirmó su compromiso con la paz, sino que encarnó la esperanza que muchos anhelan en tiempos de incertidumbre y conflicto. Su regreso no solo significa la recuperación de un líder espiritual, sino un clamor global que pide a gritos por un mundo más pacífico.

Fuente: VaticanNews

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