Aunque el café nos da energía, su largo proceso desde la finca hasta tu taza puede introducir sustancias nocivas.

El cultivo en climas cálidos y húmedos favorece el crecimiento de mohos que producen micotoxinas peligrosas como la ocratoxina A y las aflatoxinas, las cuales pueden dañar los riñones, el hígado y aumentar el riesgo de cáncer.

Durante el tostado, se forma otra sustancia llamada acrilamida, potencialmente cancerígena, que varía según el grado de tostado.

Además, el uso de pesticidas como el clorpirifós, endosulfán y metilparatión en algunas plantaciones puede dejar residuos tóxicos que afectan nuestra salud y el medio ambiente. La exposición prolongada a estos químicos puede causar daños en el desarrollo cerebral y otros órganos vitales.

Al procesar el café, se producen compuestos como furano y metales pesados del suelo, que también pueden presentarse en pequeñas cantidades en tu taza. Incluso, en el caso del café descafeinado, el uso de solventes tóxicos como el cloruro de metileno presenta riesgos adicionales.

¿Qué puedes hacer para cuidar tu salud al disfrutar del café?

  • Opta por marcas que tengan controles de calidad estrictos.
  • Almacena el café en lugares frescos y secos, en envases herméticos.
  • Usa filtros de papel para reducir químicos y residuos.
  • Evita recalentar varias veces tu café.
  • Limita tu consumo diario para reducir riesgos.

Fuente: Últimas Noticias

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