El Día de la Victoria, celebrado el 9 de mayo en Rusia y otras antiguas repúblicas soviéticas, conmemora la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Esta fecha simboliza el esfuerzo y el sacrificio de la Unión Soviética y de todos los países que enfrentaron el fascismo, y recuerda uno de los capítulos más oscuros y a la vez heroicos de la historia mundial.
El heroísmo de la URSS y el costo humano
La Segunda Guerra Mundial fue la más grande en toda la historia humana, participando 62 países y afectando a más del 80 % de la población mundial. La Unión Soviética sufrió pérdidas inmensas: unos 26,6 millones de personas, aproximadamente un tercio de su población, perecieron en el conflicto armado, además de enormes daños materiales y económicos así como también dejó a muchas familias marcadas para siempre con profundas heridas físicas y morales.
Desde la invasión alemana en 1941 — sin declaración de guerra previa — hasta la caída de Berlín en 1945, el pueblo soviético soportó una resistencia heroica, enfrentándose a la maquinaria de guerra nazi que pretendía conquistar y destruir. Las batallas de Stalingrado y Kursk, junto con el bloqueo de Leningrado, son ejemplos de las mayores gestas de resistencia militar y civil que demostraron la determinación soviética de vencer.
El avance del Eje y las atrocidades nazis
Durante años, Alemania, Italia y Japón formaron la alianza del Eje, expandiéndose por Europa y el Lejano Oriente. Sin embargo, los nazis establecieron un régimen de horror: construyeron miles de campos como Auschwitz, donde aproximadamente 1 millón de judíos y otras minorías fueron exterminados en cámaras de gas o asesinados en condiciones inhumanas. Se estima que entre 18 y 20 millones de personas pasaron por estos campos, con alrededor de 12 millones de ellos siendo víctimas en Auschwitz y otros centros de exterminio.
Las atrocidades nazis dejaron una marca indeleble en la humanidad, demostrando la barbarie de una ideología que buscaba eliminar a millones por motivos raciales, políticos o sociales.
La contraofensiva soviética y la derrota del fascismo
Entre 1942 y 1943, la Unión Soviética empezó a recuperar terreno con batallas decisivas. En noviembre de 1942, comenzó la batalla de Stalingrado, que duró 200 días y fue una derrota durísima para las fuerzas nazis, que superaban en número a los soviéticos, luego se da la batalla de Kursk, en 1943, la mayor ofensiva de tanques en la historia militar, con más de 2 millones de soldados y miles de tanques y aviones en combate. La derrota alemana en Kursk fue el fin de su última gran ofensiva a gran escala en el frente oriental.
Mientras tanto, en el norte de África y Europa, los aliados comenzaron a obtener victorias. En julio de 1943, Italia cayó y firmó un armisticio con los aliados, iniciando el colapso del Eje en Europa. Poco después, en junio de 1944, los aliados desembarcaron en Normandía, Italia y otros frentes, avanzando hacia la victoria final en Europa.
Durante 1944, casi toda la tierra de la URSS fue liberada del control nazi, y en 1945, las fuerzas soviéticas rodearon y conquistaron Berlín. Hitler se suicidó en su búnker en abril de ese año, y la guerra en Europa finalizó con la firma del acta de rendición alemana el 8 de mayo.
El fin de la guerra y las consecuencias globales
El conflicto en Europa terminó en mayo de 1945, pero la guerra aún continuaba en el Pacífico. En agosto de ese mismo año, Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, matando a miles de civiles y demostrando el poder destructivo de las armas nucleares. Pocas semanas después, en septiembre, Japón firmó su rendición incondicional, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial en todo el mundo.
Mientras tanto, la Unión Soviética también declaró la guerra a Japón en agosto y avanzó en el Lejano Oriente, ayudando a derrotar al ejército japonés en China, Corea y las islas Kuriles, consolidando su estatus como una gran potencia militar.
La Segunda Guerra Mundial cambió radicalmente el destino de miles de países. Los horrores del fascismo y el nazismo fueron rechazados oficialmente, y se logró la restauración de la soberanía de los países ocupados por los nazis. La victoria soviética reforzó su poder y su posición como una de las principales superpotencias mundiales, marcando el inicio de la Guerra Fría.
El conflicto dejó millones de muertos, destruyó ciudades enteras y generó una profunda reflexión sobre la paz y la humanidad.
El Día de la Victoria: un simbolismo de paz y memoria
Cada año, en Moscú y otras ciudades, el Día de la Victoria se conmemora con desfiles militares, homenajes y actos recordando a los héroes que lucharon y dieron todo por la libertad. La celebración también refleja las controversias y sensibilidades actuales, sobre el legado soviético, la memoria de la guerra y las referencias políticas que todavía se utilizan en diferentes países para interpretar estos hechos históricos.
Este día nos invita a recordar que la paz y la libertad tienen un costo enorme y que la memoria de aquellos que combatieron y sucumbieron en la lucha contra el fascismo debe honrarse para que nunca vuelvan a repetirse estos horrores.
Fuente: RT
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