Barcelona superó 4-3 al Real Madrid en un clásico vibrante disputado en el Estadi Olímpic Lluís Companys, y quedó a un paso de consagrarse en La Liga. Antes del pitazo inicial, el conjunto culé lideraba la tabla con cuatro puntos de ventaja sobre su eterno rival, con apenas 12 por disputarse.
El equipo blanco abrió el marcador temprano. Kylian Mbappé convirtió de penal tras una salida a destiempo del arquero Szczesny, que derribó al delantero francés dentro del área. Aunque el VAR revisó la jugada por una posible posición adelantada, los árbitros consideraron que el último toque de Cubarsí fue un pase voluntario.
Pocos minutos después, Mbappé volvió a aparecer, esta vez tras una gran asistencia de Vinicius Júnior, y firmó el 2-0 en apenas 15 minutos. El panorama se tornaba complicado para el Barça, pero Eric García descontó de cabeza y reanimó al equipo, que desde entonces dominó el ritmo del encuentro.
Impulsado por ese envión anímico, Barcelona desplegó su mejor fútbol. Lamine Yamal empató con un golazo y, poco después, Raphinha anotó dos veces para poner el 4-2. En ese tramo, el árbitro anuló el tercero de Mbappé por una posición adelantada milimétrica. Con seis goles en una primera parte trepidante, el público culé vivió una fiesta y empezó a saborear el título.
El espectáculo todavía guardaba polémica. Courtois desvió un potente remate de Yamal y Ferrán Torres tomó el rebote, pero su disparo impactó en el brazo de Tchouameni. Los jugadores del Barça reclamaron penal con insistencia, sin éxito: “Los del Barsa explotaron pidiendo penal, pero el juez Hernández Hernández interpretó que no era, pese al llamado del VAR y el chequeo en el monitor del campo de juego”.
360°/AR/OBP