El volcán de Fuego, el más activo de Centroamérica, localizado en Guatemala, ha vuelto a mostrar signos de erupción, lo que llevó a las autoridades a activar la alerta naranja y evacuar a cerca de 700 personas en las zonas cercanas.
Desde su reactivación en marzo, el volcán ha generado flujos de lava y expulsiones de material incandescente que alcanzan más de 300 metros de altura, creando una situación de riesgo en varias localidades cercanas.
Insivumeh advierte que la lava continúa descendiendo, acumulándose inestable en el cráter, lo que puede causar nuevos derrames y colapsos, además de dispersar cenizas a distancias de hasta 50 kilómetros en diversas direcciones. La caída de ceniza ya afecta a varias comunidades, y se recomienda extremar precauciones, especialmente para el tráfico aéreo y las rutas turísticas en el volcán Acatenango.
El volcán despertó con fuerza a principios de marzo tras 49 días de calma, y ahora mantiene una actividad inusual que demanda atención y cautela. Autoridades y científicos siguen de cerca su comportamiento, recordando a todos la importancia de estar preparados ante la imponente fuerza de la naturaleza.