Un grupo de ocho castores se convirtieron en héroes en la República Checa tras construir diques que protegieron un humedal y evitaron inundaciones, ahorrando al gobierno unos 30 millones de coronas checas (aproximadamente 1,2 millones de euros). Este ingenioso trabajo de la naturaleza ocurrió en los bosques de Brdy, cerca de Praga, mientras las autoridades se encontraban inmóviles, buscando soluciones burocráticas.
Durante años, el gobierno checo había considerado la protección de este ecosistema mediante un proyecto que se estancó debido a cuestiones de propiedad de terrenos y trámites interminables. Mientras tanto, los castores, con su instinto natural y habilidades constructiva
Un grupo de ocho castores se convirtió en héroe en la República Checa tras construir diques que protegieron un humedal y evitaron inundaciones, ahorrando al gobierno unos 30 millones de coronas checas (aproximadamente 1,2 millones de euros). Este ingenioso trabajo de la naturaleza ocurrió en los bosques de Brdy, cerca de Praga, mientras las autoridades se encontraban inmóviles, buscando soluciones burocráticas.
Durante años, el gobierno checo había considerado la protección de este ecosistema mediante un proyecto que se estancó debido a cuestiones de propiedad de terrenos y trámites interminables. Mientras tanto, los castores, con su instinto natural y habilidades constructivas, comenzaron a levantar diques con ramas y barro. El resultado fue sorprendente: los diques no solo contuvieron el agua y formaron estanques, sino que también redujeron el riesgo de erosión y revitalizaron el paisaje circundante.
Sin planificar ni pedir permiso, estos roedores transformaron el ecosistema
Cuando las autoridades retomaron el proyecto oficial, se encontraron con que los castores ya habían hecho el trabajo. «Nos ahorraron unos 30 millones de coronas», reconoció Bohumil Fišer, director de la Agencia de Conservación del Paisaje. Además del ahorro económico, los nuevos humedales se convirtieron en un hábitat esencial para varias especies en peligro, como ranas y cangrejos de río, que ahora tienen un lugar seguro para reproducirse.
Expertos como el zoólogo Jiří Vlček destacan la precisión con la que los castores construyen sus diques, afirmando que ellos parecen saber exactamente dónde y cómo mantener el equilibrio del agua. «Pueden levantar una presa en una o dos noches, mientras que los humanos necesitamos años solo para empezar», comentó Vlček, subrayando la sorprendente eficiencia de estos roedores.
Se estima que hay unos 15,000 castores en la República Checa. Aunque su relación con los humanos ha sido complicada, en gran parte por las molestias que causan a los agricultores, la creciente apreciación por su trabajo ha llevado a una reevaluación de su rol en el ecosistema. Investigaciones en otros países, como el Reino Unido, exploran cómo reintroducir castores en ciertas regiones para replicar esta instancia de simbiosis.
La historia de los castores checos es un recordatorio poderoso de cómo la naturaleza puede ofrecer soluciones rápidas y efectivas, superando los obstáculos que a menudo enfrenta la intervención humana. En tiempos de crisis ambiental y cambio climático, su papel como ingenieros naturales se vuelve cada vez más relevante y valioso.
Fuente: Últimas Noticias
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