Un estudio del Center for Healthy Aging, de la Universidad de Pensilvania, revela que el estrés crónico es un factor que puede incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades mentales como la demencia, el Alzheimer, la depresión en la vejez y accidentes cerebrovasculares. Los investigadores explican que las tensiones psicológicas permanentes afectan tanto la función cerebral como la fisiología, y dificultan mantener hábitos saludables.

Aunque algunos factores, como ciertas enfermedades, no se pueden controlar, otros aspectos relacionados con el comportamiento social sí pueden influir en el estrés y la salud cerebral. Por ejemplo, vivir solo o en aislamiento puede ser muy estresante, especialmente en adultos mayores, y además dificulta llevar un estilo de vida saludable.

Otros factores que aumentan el estrés incluyen las experiencias estresantes y las reacciones que -ante ellas- se tienen, como problemas para dormir y dificultad para realizar actividades diarias. La falta de sueño y la poca actividad física también hacen más difícil afrontar estas situaciones. Además, el contexto social y económico, como tener menos ingresos o vivir en zonas precarias, incrementa la exposición al estrés y limita las formas de apoyo disponibles.

Los especialistas sugieren comportamientos sencillos pero importantes para promover un envejecimiento saludable: seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente, dormir lo suficiente y priorizar la salud mental. Hablar de las preocupaciones, pedir ayuda a amigos y familiares, salir de casa con regularidad y consultar con profesionales sobre cómo manejar el estrés son pasos clave. También recomiendan mantener contacto frecuente, como enviar mensajes o realizar llamadas breves, incluso con personas desconocidas, para fortalecer las conexiones sociales.

Implementar estos hábitos puede disminuir el riesgo de enfermedades mentales y favorece una vejez más saludable y plena.

Fuente: Medios Internacionales

360°/PG/OBP