Antoni Gaudí, reconocido como el máximo exponente del modernismo catalán, se considera «el arquitecto de Dios» debido a su profunda conexión con la espiritualidad y su influencia del catolicismo en sus obras. Sus diseños, inspirados en la naturaleza y el simbolismo religioso, reflejan una visión única que transforma el paisaje de Barcelona.

Entre sus obras más emblemáticas se encuentran la Sagrada Familia, Casa Vicens, Palacio Güell, Casa Batlló, Park Güell y La Pedrera, todas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Un vistazo a la vida de Antoni Gaudí

Nacido el 25 de junio de 1852 en Reus, Cataluña, Gaudí provenía de una familia de caldereros. Desde joven, mostró interés por la arquitectura. Tras mudarse a Barcelona para estudiar, se graduó en 1878 y comenzó a trabajar en diversos proyectos, lo que atrajo la atención de Eusebi Güell, quien se convirtió en su mecenas. En 1883, asumió la dirección del icónico proyecto de la Sagrada Familia, que marcó su carrera y su vida.

La Sagrada Familia: Un sueño en construcción

La Sagrada Familia, iniciada en 1882, simboliza la arquitectura moderna en Barcelona. Esta obra monumental sigue en construcción y atrae a millones de visitantes cada año. Sus torres, que representan a los apóstoles, la Virgen María y Jesucristo, testimonian la profunda espiritualidad que Gaudí incorporó en cada elemento arquitectónico.

La arquitectura no solo sirve como referencia en Barcelona; su imagen ha inmortalizado en obras de arte, souvenirs y publicaciones, lo que la convierte en un ícono del turismo y la cultura catalana a nivel global. Su impacto continúa, ya que cada año atrae a visitantes de todo el mundo, genera ingresos para la ciudad y promueve el legado de Gaudí y la rica cultura de Cataluña.

Fuente: Extra News Mundo

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