En una movida que ha llamado la atención internacional, ExxonMobil devolvió recientemente el 20% del bloque petrolero Stabroek al gobierno de Guyana. Aunque se presentó como una acción técnica y legal, pareciera que el trasfondo es geopolítico, pues se se trata de una zona marítima disputada con Venezuela, muy cercana al delta del Orinoco.

Una sección sensible en medio de una vieja disputa

La porción entregada —unos 2.534 km² en la sección noroeste del bloque— colinda con aguas que Venezuela considera propias. Según el Acuerdo de Ginebra de 1966, la soberanía del Esequibo sigue sin resolverse, pese a la administración guyanesa sobre el área.

Un informe de Misión Verdad subraya que ExxonMobil no completó la exploración ni desarrolló pozos allí, lo que sugiere una retirada estratégica para evitar riesgos legales o diplomáticos. “La empresa parece haber optado por minimizar su exposición a riesgos legales y diplomáticos derivados de la disputa territorial”, señala la investigación.

Evitar riesgos, reducir costos

Aunque no hay actividad productiva en la sección devuelta, su cercanía a la disputa encarece los seguros y eleva el perfil de riesgo para cualquier operación. Al salir de esta zona, ExxonMobil evita posibles litigios internacionales y reduce los costos asociados.

La devolución se realizó bajo la Ley de Actividades Petroleras de Guyana, como parte del proceso de renovación de licencia. La Comisión de Geología y Minas del país confirmó que se trató de áreas sin viabilidad comercial.

La expansión continúa en otras áreas

Pese a esta retirada, ExxonMobil mantiene su apuesta fuerte en Guyana: actualmente produce más de 600.000 barriles diarios en el bloque Stabroek y proyecta un millón para 2027 con el proyecto Whiptail.

Sin embargo, la empresa enfrenta otros retos, como disputas por costos de recuperación cercanos a los 300 millones de dólares y tensiones con empresas como Chevron por derechos operativos en el país.

Fuente: Misión Verdad

360°/AR/CV