Una amenaza invisible recorre el mundo y preocupa a expertos en salud pública: las chinches han regresado con fuerza, invadiendo hogares, hoteles, escuelas y el transporte público en ciudades de todos los continentes. Desde Nueva York hasta París, Buenos Aires y zonas urbanas de República Dominicana, la infestación se vuelve más frecuente y difícil de controlar.
Las chinches de cama (Cimex lectularius) son pequeños parásitos que se alimentan de sangre humana mientras dormimos. Aunque no transmiten enfermedades, sus picaduras generan reacciones alérgicas, ansiedad, insomnio y, en algunos casos, estrés postraumático. Su resistencia a los pesticidas tradicionales obliga a las autoridades sanitarias a buscar métodos más efectivos para eliminarlas.
Diversos informes apuntan a que el uso intensivo del transporte colectivo, la movilidad internacional constante y la reducción de programas de fumigación favorecen la expansión de estas plagas. En ciudades como París, los trenes de cercanías requieren desinfecciones profundas; en Nueva York, habilitan líneas especiales para denuncias de infestaciones. En República Dominicana, aunque aún hay pocos reportes, ya se detectan focos en barrios densos y hoteles baratos.
Los expertos en insectos advierten que las chinches pueden esconderse en colchones, costuras de ropa, maletas e incluso en asientos de transporte público, lo que hace difícil eliminarlas por completo. Además, el clima caluroso de nuestra región favorece su ciclo reproductivo, acelerando su rápida propagación en ambientes poco higienizados o aglomerados.
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