Cada rincón venezolano guarda tesoros escondidos que forman parte del aservo cultural y gastronómico de Venezuela, sus raíces, costumbres y tradiciones culinarias que nos enorgullecen como Nación y como pueblo amante de sus sabores y sus fogones.
La Isla de Margarita mejor conocida como la Perla del Caribe, además de sus playas paradisíacas, resulta por sus sabores, y sobre todo por un peculiar e inigualable ingrediente que ha conquistado paladares en toda Venezuela y se ha ido extendiendo al mundo a través de su exportación: el ají dulce margariteño.
El ají dulce Margarito es un ingrediente esencial en la cocina venezolana, su fragancia, color y sabor único, lo hacen inconfundible y altamente valorado tanto en la Isla de Margarita como en el resto del país.
No hay sofrito criollo venezolano que se resista a las incomparables notas de aroma y sabor que le aporta el ají dulce margariteño, baluarte de la gastronomía insular que ha recorrido el país entero conquistando a chef de renombre, a cocineros amateurs y a amas de casa amantes de los productos insuperables de las tierras venezolanas que llenan de sazón los fogones criollos.
Productos con Indicación Geográfica Protegida
La cocina venezolana es contentiva de un prisma de colores, sabores, aromas, texturas e ingredientes de altísima calidad producto de nuestras tierras fértiles, impregnadas de trabajo, esfuerzo, de gente que ama lo que hace y de soñadores que hacen posible extraordinarios y novedosos productos con materia prima local como; chocolate, mermeladas, coulis, entre otros.
Este noble producto es un símbolo de la identidad gastronómica y una expresión de la riqueza cultural de la isla, además es de esos productos agrícolas con ese sello distintivo venezolano que destaca por sus características únicas, motivo que lo hizo merecedor del Índice Geográfico Protegido, IGP. Un reconocimiento al valor y a las particularidades de este producto, destacando esos elementos especiales que los identifica como originarios de determinada región; además le permite proteger las semillas autenticándola y evitando su extinción.
De amor a primera vista a un amor para toda la vida
Hablar del ají dulce margariteño es hablar de amor a primera vista, resulta difícil que pasen desapercibidos, su belleza sin igual los hace casi una obra de arte, sus vibrantes e intensos colores, aromas y sabores, ya que a pesar de pertenecer a una misma especie, varían sutilmente entre los amarillos, rojos, naranjas o verdes, pero siempre con ese sello único que le otorga cada uno de ellos. Al percibir su aroma y probar su excelso sabor será un amor para toda la vida…
Fragancia, color y sabor
Entre sus rasgos destaca su fragancia y sabor peculiares, pero a la vez no invasivos, aportando capas de sabores que se distinguen en cada guiso, en cada preparación dulce o salada con este majestuoso ingrediente.
Sus distintivos sabores se dan gracias a las propiedades organolépticas que las plantas de ají logran aprehender de su entorno, notas de sabores y nutrientes de árboles frutales; de cardones, cujíes y tunas; el clima cálido y húmero; el sol y la lluvia; la brisa salina de las playas neoespartanas y la propia tierra fértil venezolana bendita para cada semilla sembrada en ella, dándole vida a un vibrante arcoíris de ajíes con inigualables notas de amor y sabor para sazonar nuestro amplio abanico de exquisiteces gastronómicas.
De Venezuela para el mundo
Actualmente, es posible comprar ají margariteño no sólo en la Isla de Margarita, encontrándolo en mercados y supermercados de distintas regiones del país. También es exportado a otros países, permitiéndoles conocer parte del legado culinario venezolano.
Para las y los venezolanos el ají dulce margariteño es baluarte de nuestra gastronomía, orgullo de nuestras tierras y un sello distintivo de lo hecho en Venezuela con amor, pasión y altísima calidad.
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