Teherán dio un paso decisivo al aprobar en el Parlamento la propuesta de cerrar el estrecho de Ormuz, una medida que ahora está en manos del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Así lo anunció el general Kosari, diputado de la Comisión de Seguridad Nacional, en medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos tras la reciente ofensiva militar liderada por Washington.
El estrecho de Ormuz funciona como una arteria clave para el comercio petrolero mundial, por donde circula más del 80 % del crudo que transita por vía marítima, según datos de Tanker Trackers. El posible bloqueo de este paso estratégico responde directamente a la política agresiva del presidente estadounidense Donald Trump contra la República Islámica.
“El Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán debe tomar la decisión final sobre el cierre del estrecho de Ormuz”, informó este domingo la cadena local Press TV, luego de que el Parlamento respaldara la medida.
Desde Irak, el Ministerio de Relaciones Exteriores advirtió sobre las consecuencias inmediatas del cierre. Estimó una pérdida de hasta 5 millones de barriles diarios en la región, lo que podría disparar el precio del petróleo a entre 200 y 300 dólares por barril. Según analistas energéticos, una interrupción total o parcial del suministro provocaría una reducción del 20 al 35 % en la oferta global de crudo, empujando el costo del barril hasta los 250 dólares.
Expertos occidentales coinciden en que el simple temor a un bloqueo completo podría encarecer significativamente los seguros marítimos por riesgo de guerra, lo cual bastaría para incrementar los precios de la gasolina y del crudo a nivel internacional. Aunque las aguas territoriales de Omán seguirían abiertas al tráfico marítimo, el impacto económico sería inevitable.
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