Ya se aproxima la entrega de gobierno por parte del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y al parecer, quiere salir por la puerta grande. Más ha dado de qué hablar en este último tramo para dejar el poder que su gobierno al frente de la presidencia norteamericana en los últimos años.
La administración Biden ha participado activa y pasivamente en los últimos y más cuestionables acontecimientos que suceden en los EE. UU. Desde incendios activos en una y otra región del país, hasta escándalos relacionados directamente al eje político.
Uno de los hechos más cuestionables, ocurrido recientemente, es el indulto otorgado a su propio hijo, Hunter Biden. Acontecimiento que la Casa Blanca negó en repetidas ocasiones, pero que se desarrollaba como un secreto a voces o crónica de un suceso anunciado. El indulto terminó por materializarse en medio de cuestionamientos por parte de republicanos y demócratas.
Hunter, quien era acusado de delitos Federales como evasión de impuestos y posesión ilegal de armas, “fue juzgado de manera injusta, solo por ser quién es”, así lo afirmó el presidente norteamericano. Muchos otros creen plenamente que Hunter cometió los delitos confiando en que se libraría de enfrentar cargo o condena alguna, precisamente por ser quien es.
Por otra parte, y de una manera más enérgica, la administración saliente está dejando graves huellas tras autorizar a Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, el uso de armas de largo alcance para golpear a Rusia. Este hecho cobra mayor relevancia a nivel mundial, por los terribles daños y acontecimientos que se pueden desencadenar a raíz de esta decisión. Tal medida podría dar paso a una escalada bélica que posteriormente desencadene en la Tercera Guerra Mundial.
Por si fuera poco, la Casa Blanca, trabaja arduamente en sus máximos esfuerzos por crear una segunda versión del Maidán en Georgia. Todo debido a la consolidación de un gobierno georgiano que no se adapta a sus intereses. A simple vista, parecería que esto es un tema más de Europa que de Estados Unidos; sin embargo, el Departamento de Estado en respuesta al “desvío de camino” del país europeo, anuló el acuerdo de Asociación Estratégica con la nación caucásica.
Eso no es todo, porque Biden, no iba a dejar de involucrarse en los asuntos de Siria. Desde 2011 han sido múltiples los actores geopolíticos en el territorio sirio que, de una manera más sutil, también han participado en el conflicto armado.
La ofensiva contra Alepo no es casual; en ella, las acciones pasivas del país norteamericano han jugado un papel discreto, pero presente. Logrando que frentes armados actúen en su beneficio sin estar bajo sus órdenes directas. Estados Unidos ha dado cobertura directa, en forma diplomática y financiera, a los crímenes israelíes cometidos en Palestina y Líbano. El objetivo: perjudicar a Irán, allanar el terreno de los yihadistas en Siria para golpear a los iraníes y a Rusia.
¿Por qué ahora?
Desde distintos puntos de vista, el inicio y desenlace de estas arremetidas violentas recaen en el mandato del presidente número 46.º de los Estados Unidos. Todo señala que Biden, antes de entregar el poder, pretende dar una última función, en la cual dejará un escenario ardiendo que deberá asumir el recientemente electo Donald Trump. Vaya legado, está dejando el presidente Biden.
Las últimas semanas de la administración Biden quedarán marcadas en la historia como vertiginosas y arriesgadas. Aun así, no debemos esperar a que el panorama mejore, puesto que Trump, sin tomar la presidencia, ya ha anunciado que no se quedará de brazos cruzados ante intentos de independencia económica de bloques estratégicos en el mundo. Si bien no se espera que inicie nuevos conflictos armados, estos no se descartan por completo.
Fuente: ¡Ahí les va!, de RT
360/RB/SC