A pesar de que Japón tiene una de las mejores posiciones en salud física infantil y altos niveles académicos, enfrenta una grave crisis en salud mental entre sus jóvenes. El número de suicidios entre adolescentes aumentó significativamente en los últimos años, colocando al país en una posición preocupante.
Según un informe de UNICEF, Japón ocupa el puesto 32 de 43 países en salud mental juvenil. En 2024, se registraron 529 suicidios de estudiantes, muchos relacionados con el estrés por la escuela, conflictos con amigos o preocupaciones por su futuro profesional.
El reporte destaca que las presiones escolares afectan a niños y adolescentes por igual. Los varones sufren más por el estrés académico y la incertidumbre laboral, mientras que las chicas enfrentan trastornos emocionales y problemas en sus relaciones. Incluso, niños de primaria están en algunas ocasiones bajo disciplina familiar severa que genera angustia.
El inicio del año escolar en septiembre fue el mes más difícil, con 59 suicidios, lo que refleja cómo las expectativas y el estrés en esta etapa generan gran tensión en los jóvenes.
La paradoja de la felicidad en Japón
A pesar de estos problemas, Japón presenta una tendencia positiva: los niños reportan mayor satisfacción con su vida desde 2018. Sin embargo, la participación de los padres en el bienestar emocional de sus hijos sigue siendo baja, ya que solo la mitad de los padres conversan regularmente con sus hijos, frente al 91 % en Irlanda.
Además, Japón permanece en los primeros lugares en salud física infantil, entorno en el que aún sobresale año tras año.
Unicef llama a actuar
UNICEF pide a todos los países que pongan en primer plano el bienestar infantil, especialmente en tiempos difíciles como la pandemia, el cambio climático y los conflictos. Resalta que relaciones fuertes en el hogar y la escuela ayudan mucho a proteger la salud mental de los niños.
Recomienda ampliar los servicios de consejería escolar, reducir las presiones académicas, luchar contra la violencia escolar y promover diálogos abiertos sobre emociones. Para Japón, esto significa reducir el estrés socioeconómico y eliminar la idea de que buscar ayuda es un signo de debilidad.
Fuente: Medios Internacionales
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