China impulsa desde 2013 la Iniciativa de la «Franja y la Ruta», conocida como «La Ruta de Seda», un plan para fortalecer infraestructura y comercio a nivel mundial.
Aunque empezó centrada en Asia, Europa y África, en los últimos años la región latinoamericana se suma a esta estrategia. Países como Panamá, Argentina y Ecuador firman acuerdos para construir puertos, aeropuertos y mejorar las rutas de transporte.
Recientemente, el presidente colombiano Gustavo Petro anunció que firmará un memorando con China, con el objetivo de que Colombia desarrolle tecnología avanzada, como la inteligencia artificial.
Petro busca que lugares como San Andrés y las ciudades del Caribe puedan aprovechar estas nuevas oportunidades digitales y económicas, generando empleo y crecimiento. Pero, en contraste, Panamá decidió no renovar su acuerdo con la iniciativa china, en medio de críticas y preocupaciones de EE.UU. por la posible influencia china en la región y en el Canal de Panamá.
EE.UU. mantiene una postura de cautela y preocupación ante los avances de China, especialmente por proyectos como el megaportu de Chancay en Perú.
La decisión de Panamá de salir de la Ruta de la Seda muestra cómo estas tensiones toman forma en decisiones concretas que afectan a toda América Latina. La expansión china trae inversiones y crecimiento, pero también desata enfrentamientos políticos y estratégicos en la región, que definirán quién manda en el continente en los próximos años.
Fuente: RT
360°/PG/OBP