El fallecimiento del Papa Francisco ha generado una oleada de conmoción y dolor en todo el mundo, y especialmente en Venezuela, donde fue recordado como un aliado cercano, sensible y comprometido con las causas del pueblo. En una entrevista especial, 360⁰ conversó con el padre jesuita Numa Molina, quien ofreció una sentida reflexión sobre su legado y su vínculo con América Latina.
Un Papa cercano a Venezuela y a los pobres del mundo
“Francisco fue un amigo de Venezuela, un paisano de la patria grande”, expresó el padre Molina. Recordó cómo el Papa mostró siempre cercanía y preocupación por el país, con gestos concretos como su impulso a la canonización del beato José Gregorio Hernández y de la madre Carmen Rendiles.
También resaltó su papel en la canonización de San Óscar Romero, mártir salvadoreño, y su compromiso con las causas de los más humildes, que lo convirtió en un referente espiritual para América Latina.
Una relación personal y fraterna
El padre Molina compartió vivencias personales con el Papa, a quien conoció en 2013 como parte de la comitiva presidencial. “Me regaló un rosario y pidió que rezara por él. Desde ese día mantuvimos comunicación con su equipo más cercano”, relató. Ambos compartían la misma congregación, los jesuitas, lo que reforzó aún más el lazo fraterno entre ellos.
Radical en su fe y profeta de nuestro tiempo
Francisco fue, según Molina, un líder espiritual que desafió los convencionalismos dentro de la Iglesia. “Francisco fue un santo radical, como San Francisco de Asís. Vivió con humildad, rechazó los lujos del Vaticano y optó por un estilo de vida sencillo. Celebraba misa en una capilla olvidada, usaba zapatos viejos regalados por una familia amiga y vivió en la Casa Santa Marta, no en el Palacio Apostólico”.
Además, citó fragmentos de Evangelii Gaudium, su primera exhortación apostólica, en la que denuncia las estructuras económicas deshumanizantes y reivindica los derechos de los excluidos: “Estuvo al lado de obreros, mujeres, pueblos indígenas, afrodescendientes, comunidades LGBT. Fue una voz de los que no tienen voz”.
Una iglesia que necesita continuidad y valentía
Tras la muerte de Francisco, el Vaticano se prepara para un nuevo cónclave. El padre Molina considera que podría emerger un Papa africano o asiático, y exhorta al colegio cardenalicio a dejarse guiar por el Espíritu Santo. “Francisco abrió caminos y la Iglesia necesita hoy seguir ese legado con humildad y profetismo. No podemos retroceder”.
“Mi oración es que se haga la voluntad de Dios, no la de los hombres. Que el nuevo Papa sea un pastor que entienda el dolor de los pueblos, como lo entendió Francisco”, concluyó Molina, con la emoción viva en su voz.
360°/AR/OBP