Jorge Mario Bergoglio, conocido en todo el mundo como el papa Francisco, murió este lunes 21 de abril, a los 88 años. Se detalla que el pontífice falleció en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano.
El líder de la Iglesia católica padecía una «pulmonía bilateral» con «infección polimicrobiana». El 14 de febrero, el pontífice fue ingresado en el Hospital Policlínico Agostino Gemelli tras sufrir durante varios días un ataque de bronquitis. Cuatro días después, sus médicos le diagnosticaron una neumonía bilateral debido a que la situación clínica empeoró gradualmente. Tras 38 días hospitalizado, el papa Francisco regresó a su residencia vaticana de la Casa Santa Marta para continuar con su recuperación.
En los últimos años, Francisco había sufrido varios problemas de salud. Se movilizaba en una silla de ruedas debido a dolores de rodilla y de espalda. Y en diciembre pasado, un accidente doméstico le dejó un apreciable moretón en el cuello.
El primer papa americano
Mario Bergoglio fue elegido papa el 13 de marzo de 2013, luego de la renuncia de Benedicto XVI, el alemán Joseph Aloisius Ratzinger. El argentino se convirtió así en el primer papa americano y de la Orden Jesuita. Tomó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, fundador de la Orden Franciscana. Dos años antes, había presentado su renuncia como arzobispo de Buenos Aires, al alcanzar la edad de 75 años, pero Benedicto no se la aceptó.
Uno de los rasgos más característicos del papa Francisco fue su cercanía hacia los jóvenes, a quienes consideraba como «la esperanza de un futuro mejor».
Durante su mandato como sumo pontífice de la Iglesia católica, visitó más de medio centenar de países llevando un mensaje de paz, humildad, armonía social y respeto a los valores democráticos. También se caracterizó en su labor papal por denunciar las desigualdades sociales, criticar el sistema capitalista y rechazar con firmeza los delitos sexuales en el clero.
Gracias a sus ideas reformistas, rompió las viejas estructuras de la Iglesia católica, no solo desde lo discursivo sino también mediante sus políticas como autoridad máxima de la institución religiosa.
A partir de su llegada, endureció las leyes para perseguir la pederastia en el Vaticano, por ejemplo, obligando a los jerarcas de la Santa Sede a denunciar los casos de abuso sexual. También, y por primera vez después de 40 años, modificó el Código de Derecho Canónico para permitir formalmente a las mujeres asumir más roles dentro de la Iglesia católica. Además, se pronunció a favor de permitir la unión civil entre homosexuales porque «son hijos de Dios y tienen derecho a una familia».
No obstante, el Vaticano aclaró poco después que «no es lícito» para la institución eclesiástica otorgar una bendición para las relaciones entre personas del mismo sexo.