Las protestas contra las redadas migratorias en Los Ángeles alcanzaron un nivel de tensión alto, con enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad. Durante el domingo, más de 200 personas participaron en las marchas, que terminaron con al menos 27 arrestos y el uso de gases lacrimógenos y munición letal por parte de las autoridades. La situación llevó al cierre de importantes vías y a que la policía declare toda el zona como escenario de reuniones ilegales.
Frente a ello, el gobierno de Estados Unidos respondió con una fuerte militarización en la ciudad. El presidente Donald Trump ordenó el despliegue de 2,000 efectivos de la Guardia Nacional, y se alistan 500 marines para intervenir si recibe la orden. Trump aseguró que su objetivo es “restablecer el orden” y expulsar a los migrantes indocumentados, prometiendo intensificar las redadas y deportaciones.
Esta postura del gobierno ha generado rechazo en varios líderes políticos del estado. El gobernador Gavin Newsom y otros funcionarios han pedido a los manifestantes que actúen de manera pacífica y han cuestionado la autoridad de la Administración Trump para movilizar a la Guardia Nacional en medio de protestas que consideran controlables por la policía local. La vicegobernadora incluso mencionó que podría presentarse una demanda para limitar esta acción.
La situación en Los Ángeles refleja una profunda división política, con una administración presidencial que busca reforzar su control en medio de un clima de tensión y controversia. Mientras tanto, los manifestantes siguen expresando su rechazo a las políticas migratorias de la Administración y exigen un diálogo respetuoso y pacífico para abordar el tema migratorio en Estados Unidos.
Fuente: TeleSur
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